En la actualidad, todos estamos
acostumbrados a concebir nuestro mundo como un complejo conjunto de países
articulados por pueblos y ciudades de innumerables edificios para todo tipo de
usos (viviendas, centros comerciales, naves industriales, edificios religiosos,
edificios militares…). ¿Pero cuando el ser humano comienza a crear un mundo de
ciudades? ¿Cuándo el ser humano es capaz de modificar el medio natural para su
propio beneficio? ¿Cuál es el germen de origen de las sociedades que hoy
conocemos?
Desde la prehistoria el ser
humano creó como solución para aplacar las inclemencias del clima y protegerse
de los animales salvajes, un espacio que le ofreciese calor y abrigo.
Durante el paleolítico, la
economía depredadora del hombre, le obligaba a una actividad nómada que le
permitiera seguir las migraciones de las manadas de animales y la búsqueda
constante de frutos silvestres. Al agotarse los recursos, se veían obligados a
seguir desplazándose en busca de nuevos territorios que ofreciesen dicho
sustento. En este momento, los clanes de hombres usaban como habitáculos, las
cuevas y abrigos como zonas de descanso y protección. Tan solo habitaban las
entradas a las cavernas, puesto que el interior de dichas cuevas, resultaban
excesivamente húmedas para su habitabilidad. En las entradas de las cuevas
levantaban un bajo muro de piedras sin argamasa que les protegía de los azotes
del viento y dificultaba el paso a los animales salvajes. Pero estas cuevas
eran empleadas de forma eventual debido a su constante nomadismo.
En las zonas de llanura o de
suelos no calizos donde el agua no podía excavar estas oquedades en la roca,
los grupos humanos construían los primeros refugios con los materiales que
tenían mas a la mano, siendo estos huesos y pieles de animales. Este tipo de
habitáculos era sencillo de montar, desmontar y transportar.
Con la aparición de la economía
de producción (agricultura y ganadería), el ser humano se hace sedentario al no
ser necesario desplazarse para obtener alimentos. Pues es capaz de generar sus
propios recursos derivados del cultivo y el pastoreo. Mientras que por otro
lado, crean vínculos con la tierra en la que se asientan, creando así la idea
de propiedad espacial, viéndose en la necesidad de proteger y cuidar sus
cosechas y corrales. Es por este motivo por el cual recrean sus propias “cuevas
manufacturadas” empleando para ello los materiales de construcción que el
terreno les ofrece. De este modo en cada territorio, las tiendas o “tipis” se
construirán bien con huesos de animales
y pieles en zonas desertizadas, bien de ramas y follaje en zonas boscosas etc. Las estructuras esenciales de estas primeras
viviendas era recrear las características de las cuevas que les eran útiles; es
decir, un techo, un lecho seco y un perímetro cerrado con una entrada.
Tipis de los indios americanos. |
Las viviendas más antiguas y que formaron una población, que se
conocen, se localizan en oriente próximo entre el 10.000 y el 8.000 a.C.
Concrétamente en Çatal Hüyük, en la
actual Turquía. Los materiales de construcción en este caso eran ramas y
arcilla con las que se levantaban los muros y techumbres, dando a las chozas un aspecto cónico que facilita el desagüe de las precipitaciones. Su planta era circular y de una sola habitación.
Reconstrucción de Çatal Hüyük. |
Los arqueólogos indican que este comportamiento a la hora de construir las viviendas en esta zona, denotan una gran inseguridad y una habitual actividad bélica entre tríbus.
Son grandes ejemplos de estas
urbes las zonas del Mesopotamia (a partir aproximadamente del 4.000 a.C.) y
Egipto (alrededor del 3.000 a.C.). Y con
el paso del tiempo la aparición de nuevas zonas urbanizadas por diversas partes
del planeta siguiendo los mismos pasos ya enunciados. Con el paso del tiempo,
los seres humanos mejorarán sus técnicas de construcción y empleo de mejores
materiales para asegurarse una mayor durabilidad y confortabilidad de sus
viviendas.
En conclusión, los seres humanos
crearon la sociedad y la cultura a partir de su asentamiento que solo pudo ser
posible gracias a la creación de sus propias viviendas. Del mismo modo, también
surgió así el sentimiento de pertenencia a un territorio y la aparición de la
idea de propiedad.
Antonio José Alcocer
Mingallón
Lic. Geografía.
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