miércoles, 20 de julio de 2016

El Origen de la vivienda.


En la actualidad, todos estamos acostumbrados a concebir nuestro mundo como un complejo conjunto de países articulados por pueblos y ciudades de innumerables edificios para todo tipo de usos (viviendas, centros comerciales, naves industriales, edificios religiosos, edificios militares…). ¿Pero cuando el ser humano comienza a crear un mundo de ciudades? ¿Cuándo el ser humano es capaz de modificar el medio natural para su propio beneficio? ¿Cuál es el germen de origen de las sociedades que hoy conocemos?

Ciudad.

Desde la prehistoria el ser humano creó como solución para aplacar las inclemencias del clima y protegerse de los animales salvajes, un espacio que le ofreciese calor y abrigo.
Durante el paleolítico, la economía depredadora del hombre, le obligaba a una actividad nómada que le permitiera seguir las migraciones de las manadas de animales y la búsqueda constante de frutos silvestres. Al agotarse los recursos, se veían obligados a seguir desplazándose en busca de nuevos territorios que ofreciesen dicho sustento. En este momento, los clanes de hombres usaban como habitáculos, las cuevas y abrigos como zonas de descanso y protección. Tan solo habitaban las entradas a las cavernas, puesto que el interior de dichas cuevas, resultaban excesivamente húmedas para su habitabilidad. En las entradas de las cuevas levantaban un bajo muro de piedras sin argamasa que les protegía de los azotes del viento y dificultaba el paso a los animales salvajes. Pero estas cuevas eran empleadas de forma eventual debido a su constante nomadismo.

En las zonas de llanura o de suelos no calizos donde el agua no podía excavar estas oquedades en la roca, los grupos humanos construían los primeros refugios con los materiales que tenían mas a la mano, siendo estos huesos y pieles de animales. Este tipo de habitáculos era sencillo de montar, desmontar y transportar.

Con la aparición de la economía de producción (agricultura y ganadería), el ser humano se hace sedentario al no ser necesario desplazarse para obtener alimentos. Pues es capaz de generar sus propios recursos derivados del cultivo y el pastoreo. Mientras que por otro lado, crean vínculos con la tierra en la que se asientan, creando así la idea de propiedad espacial, viéndose en la necesidad de proteger y cuidar sus cosechas y corrales. Es por este motivo por el cual recrean sus propias “cuevas manufacturadas” empleando para ello los materiales de construcción que el terreno les ofrece. De este modo en cada territorio, las tiendas o “tipis” se construirán bien  con huesos de animales y pieles en zonas desertizadas, bien de ramas y follaje en zonas boscosas etc.  Las estructuras esenciales de estas primeras viviendas era recrear las características de las cuevas que les eran útiles; es decir, un techo, un lecho seco y un perímetro cerrado con una entrada.

Tipis de los indios americanos.

Las primeras viviendas se localizan en las proximidades de fuentes de agua que permitiera el riego de los campos y el consumo de agua para hombres y animales. Estas zonas principalmente son los márgenes  inundables de los ríos, que a su vez son zonas muy fértiles para el aprovechamiento agrario.

Las viviendas más antiguas y que formaron una población, que se conocen, se localizan en oriente próximo entre el 10.000 y el 8.000 a.C. Concrétamente en Çatal Hüyük, en la actual Turquía. Los materiales de construcción en este caso eran ramas y arcilla con las que se levantaban los muros y techumbres, dando a las chozas un aspecto cónico que facilita el desagüe de las precipitaciones. Su planta era circular y de una sola habitación. 

Reconstrucción de Çatal Hüyük.
Con el tiempo pasarían a ser cuadradas y de varias habitaciones. No se construían puertas ni vanos algunos. La única forma de acceso era a través de un agujero en el techo al que se acedia por escaleras. las casas de una sola habitación, se adosaban unas a otras dando la formación compacta de una fortaleza inexpugnable a la que no se podía acceder si no era por el tejado. Esta resultaba una ingeniosa forma de defenderse de grupos humanos enemigos.
Los arqueólogos indican que este comportamiento a la hora de construir las viviendas en esta zona, denotan una gran inseguridad y una habitual actividad bélica entre tríbus. 


El cambio a una economía productora incrementó la cantidad de alimentos y con ello el aumento de seres humanos, siendo necesaria la construcción de más viviendas. Con ello se crean las primeras poblaciones de la humanidad, que concentraría un gran número de personas, siendo este el origen de las sociedades, la administración política, la diversificación laboral (aparición de artesanos, comerciantes, militares y sacerdotes, además de los agricultores y ganaderos), las religiones organizadas, y todos los pilares que constituyen los cimientos de las sociedades.
Son grandes ejemplos de estas urbes las zonas del Mesopotamia (a partir aproximadamente del 4.000 a.C.) y Egipto (alrededor  del 3.000 a.C.). Y con el paso del tiempo la aparición de nuevas zonas urbanizadas por diversas partes del planeta siguiendo los mismos pasos ya enunciados. Con el paso del tiempo, los seres humanos mejorarán sus técnicas de construcción y empleo de mejores materiales para asegurarse una mayor durabilidad y confortabilidad de sus viviendas.

En conclusión, los seres humanos crearon la sociedad y la cultura a partir de su asentamiento que solo pudo ser posible gracias a la creación de sus propias viviendas. Del mismo modo, también surgió así el sentimiento de pertenencia a un territorio y la aparición de la idea de propiedad.



Antonio José Alcocer Mingallón

Lic. Geografía.

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