viernes, 22 de julio de 2016

El origen de la tapa.


Con este calor, ¿a quién no le apetece una caña de cerveza bien fría con su correspondiente tapa?

En esta ocasión os contaré algo tan curioso como el por qué se pone una pequeña cantidad de comida en los bares con cada bebida. Y también la curiosa historia de llamarse "tapa". En este artículo os contaré como en la actual costumbre de tomar tapas junto a la bebida en un bar es muy antigua. Y que las diversas hipótesis sobre su nombre están protagonizadas por reyes de España.

Cañas con tapas

Así que mientras leéis este artículo, os recomiendo pedir una caña de cerveza fría con su tapa.


Desde hace siglos existen las tabernas. Ya en Roma, durante su periodo monárquico (entre los siglos VIII al VI a.C.) existían tabernas donde tomar un trago de vino. Costumbre que fue extendiéndose por Europa debido a la expansión de Roma durante las etapas de la república y el imperio.

En España, como digo, los primeros lugares para vender bebidas que fuesen consumidas en el mismo establecimiento, llegó con los campamentos militares romanos. En dichas tabernas para los militares, también se consumían comidas en salazón o en aceite (pescado o carne), debido a su fácil conservación.

Taberna de Pompeya.

En el siglo XVI, el conocido siglo de oro, debido a su importancia cultural en el apartado de literatura, ya se habla de esta compañía gastronómica que acompañaba a los cuartillos de vino de las tabernas. Quevedo le concedió el nombre de "avisillos" y en el Quijote, el ingenioso hidalgo le daría el nombre de "llamativos".

Es ya en el siglo XVIII, cuando el conocido como "mejor alcalde de Madrid", Carlos III, obligó a los mesones y tabernas a ofrecer comida con el vino. De esta manera se trataba de evitar las peleas a estoque que tenían lugar en las tabernas debido al efecto del vino. Orden que por otra parte fue muy bien acogida por el pueblo.
A partir de entonces, esta popular medida se ha mantenido hasta la actualidad en la zona centro y sur de España. En otros lugares, donde los establecimientos tienen mayor interés en obtener más beneficios económicos, la tapa se paga a parte. Pues por cuatro patatas fritas de bolsa (contadas) en un platillo de los que se usan para el café con leche, llegan a cobrar hasta 2€ además del precio de la bebida.

Es caso peculiar el del norte de España donde se les conoce con el nombre de "pinchos". Se trata de tapas muy elaboradas que requieren mas tiempo en prepararlas y se encuentran expuestas sobre la barra del bar. Cada "pincho" tiene un palillo clavado, de ahí el nombre, cada cliente puede ir cogiendo la tapa que desee. Al final se cuentan los palillos para saber cuantas tapas se ha comido el cliente y pagar a consecuencia de ello.

Respecto al origen del nombre de "tapa" existen varias versiones y todas ellas con un rey como protagonista.

Una de ella tiene lugar en el siglo XIII con Alfonso X "El Sabio". Este monarca sufría una enfermedad gástrica y los físicos de la corte, los actuales médicos, le recomendaron beber
Rey Alfonso X "El Sabio".
frecuentemente pequeños sorbos de vino a modo de remedio. Lógicamente, la continua ingesta de alcohol del monarca, le hacían estar en estado de embriaguez muy frecuentemente. Para "tapar" tal efecto, ingería junto con la bebida pequeñas cantidades de comida.

Otra versión tiene como protagonista a Fernando II de Aragón también conocido como Fernando "El Católico". El cual, en uno de sus viajes hacia el Reino de Granada del Rey Boabdil "El Chico", con motivo de seguir de cerca el plan de sitiar la ciudad, pasó de camino por tierras manchegas.
En un alto en el camino junto a toda la comitiva real, se aposentó en una venta para pasar la noche. Al llegar el rey, la venta estaba llena de moscas. El ventero le sirvió a Don Fernando y sus acompañantes unas copas de vino. Para evitar que una de estas moscas terminase nadando dentro del caldo. El apurado mesonero buscó como solución colocar una loncha de embutido sobre la copa del rey.
Don Fernando al preguntar que era aquello, el mesonero contestó: "Esa es la tapa del vino, por si las moscas".  de modo que el rey ante todos se comió el embutido y le dijo al ventero que le pusiera otra tapa para el vino, pues la primera era para su estomago.. Con ello provocó las risas de los presentes e imitaron al rey en su actuación.

Otra versión similar es la que tuvo lugar con Alfonso XII, el cual, en el trayecto entre Madrid y Sevilla, hizo parada en una venta en la localidad de Mestanza, en la provincia de Ciudad Real.
En esta ocasión no se trataba de moscas, sino de polvo.
Al parecer, este suceso tuvo lugar en verano. En las mancha es muy típico los pequeños tornados llamados tolvaneras, que arrastran gran cantidad de polvo. De modo que una de esas tolvaneras abrió las ventanas de la venta entrando gran cantidad de polvo dentro de la estancia.
El rey Alfonso que disfrutaba de su vino, se vio sorprendido por dicho acontecimiento y la reacción del ventero en ese momento, fue colocar una loncha de jamón sobre la copa del monarca. En ese momento el rey se comió la loncha de jamón diciéndole al ventero que le pusiera otra tapa a la copa.

Rey Alfonso XIII
Al igual se cuenta de su hijo y sucesor Alfonso XIII. Pero en esta ocasión el lugar donde suceden los hechos es en la venta "El Ventorrillo del Chato" en su viaje a Cádiz en 1907. Hoy en día aún existe dicha venta transformada en restaurante. La historia se cuenta al igual que la de su padre.
Al pedir el rey otro vino de Jerez, pidió que tuviese una tapa como la anterior, provocando las risas de los demás clientes que a partir de ese momento pedían el vino con tapa, como la del rey.

Como vemos, son muy variadas las hipótesis que existen sobre los orígenes de la tapa. Pero todo ellos tienen como protagonista a un rey y como lugar, el sur de España, donde la tapa no puede faltar junto a la bebida.







                                                                                                        Antonio José Alcocer Mingallón.

                                                                                                        Licenciado en Geografía.

2 comentarios:

  1. Por lo que veo, los grandes monarcas siempre paran a tomarse tapas en el Torreón en su camino hacia el sur jajajaja. Muy buen artículo.
    Por cierto, la primera foto se trata de Pompeya. Esos agujeros, ante lo que se pudiera pensar de inicio, no son letrinas; son, como tú bien sugieres, recipientes para comida en establecimientos a pie de calle. La peculiaridad de los mismos, en palabras de nuestra guía pompeyana, es que se trataban de los primeros "fast food" de la historia, pues el ciudadano que paseaba hambriento por la calle, metía su mano en el recipiente, soltaba el sextercio, y en pocos segundos ya se había surtido y saciado él mismo, sin más colas ni esperas

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    1. Amigo Ángel, gracias por tus comentarios. Este como los demás muy acertados.

      En efecto, parece que nuestros antiguos monarcas, estaban deseando de hacer un alto en el camino en cualquier torreón, venta o posada para refrescar la garganta y no con agua precisamente.

      Respecto a las cantinas de la vieja ciudad de Pompeya, así es. Se trataba de establecimientos abiertos a la calle, (como casi todos los establecimiento de las urbes en la antigüedad) ya que la vida se hacia en la vía pública y se empleaba la vivienda solo para descansar. Por tanto, estos agujeros eran como muy bien aclaras, recipientes de comida que se vendían al viandante.

      En otras palabras, la primitiva versión del Burguer King. jeje. Y que gracias a la conservación durante siglos por las cenizas del Vesubio, hemos podido ver a día de hoy.

      Gracias por tu comentario, Ángel.

      Un saludo.

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