Es curiosa esta frase hecha en el castellano.
Como es lógico, tiene su origen en nuestra lengua a partir de un acontecimiento en época medieval. Pues como es conocido por todos, los musulmanes ocuparon la Península Ibérica del 711 al año 1492. Tomando como acontecimiento final, la entrega de las llaves de la Alhambra de Granada de Boabdil "El Chico" a los Reyes Católicos el 2 de Enero de 1492.
Durante esos siglos, los musulmanes ocuparon gran parte de la Península Ibérica, a la que accedieron desde el Sur, aprovechando un descuido de las visigodos en Tarifa, Posteriormente a eso, los musulmanes fueron avanzando su frontera hacia el norte hasta que en vascones, cántabros y principalmente astures consiguen frenarlos e incluso derrotarlos. Para lograr la victoria final fueron necesarios siglos de luchas.
En esos enfrentamientos bélicos, la cantidad de cadáveres que ocupaban el campo de batalla tras finalizar la misma, eran muy numerosos. Ello era debido a la innecesaria práxis de hacer prisioneros por norma general. Lo más corriente que podía sucederle a un soldado era la victoria o la muerte. Aunque en ciertas ocasiones había una tercera salida, no era otra que ser retenido y solicitar a cambio un rescate. Este gesto que hoy en día podríamos denominar secuestro, era una práctica habitual que solía realizarse al reconocer a un personaje ilustre en la refriega. Por tanto los soldados que soportaban una maltrecha vida de penurias y calamidades económicas, empuñaban sus armas con los ojos bien abiertos por si alguna pista de la indumentaria o montura del enemigo podría señalar quién era un personaje ilustre.
Es por este motivo, que durante el reinado de Juan II de Castilla, concretamente en 1426, tiene lugar una batalla entre moros y cristianos en las cercanías de Ronda (Malaga).
Estatua ecuestre de Juan II de Castilla, en Ciudad Real. |
Los cristianos que apresaron a estos musulmanes, se los llevaron a su ciudad, Jerez, hasta recibir el pago por liberarles.
El bando musulmán pagó el rescate pero los jerezanos tan solo liberaron a Abdalá.
Este acontecimiento llegó a oídos del rey que ordenó la puesta en libertad de todos los rehenes, puesto que el pago se había realizado. Pero los caballeros jerezanos, influenciados por la esposa de uno de ellos, no estaban dispuestos a dejar pasar la oportunidad de obtener otra importante suma por los demás rehenes.
Si bien los caballeros pretendían obtener una buena suma de oro por los reos, el rey ordenó trasladar al sobrino del cabecilla musulmán a la corte. Curiosamente, el reo más valioso de todos los que quedaban apresados, dejando a los menos valiosos en manos de los caballeros.
De este modo, los soldados de Jerez pensaron que el verdadero interés de Juan II, no se trataba de hacer justicia y liberar a todos los presos por los que ya se había pagado. Sino tener al moro más valioso de todos bajo su poder, para canjearlo él mismo por el oro,
Es por ello que los jerezanos dijesen que el rey lo que quería era: "el oro y el moro".
Siglos después, en España seguimos empleando este dicho cuando otra persona pretende obtener algo exageradamente positivo para esa persona o algo totalmente absurdo.
Son tantos los dichos, frases y expresiones que empleamos en castellano y que desconocemos su origen, que es fácil encontrar ciertas respuestas en episodios tan pasados, que en muchas ocasiones son borrados y olvidados de nuestra cultura y conocimiento. Desde "El gato curioso de Alcocer", intentaré investigar y dar luz a estas curiosidades para evitar que el paso del tiempo las borre.
Antonio José Alcocer Mingallón
Licenciado en Geografía.
No puedes ganar una guerra liberando por un dineral a tus hijos de alta alcurnia y dejando que otros moritos se pudran en el campo de batalla o en la carcel de prisioneros si no son de sangre azul. El tiempo bien lo demostró
ResponderEliminarcomo decía Quevedo, "poderoso caballero es Don Dinero" asi fue, así es y así será. tanto se tiene, tanto se vale.
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